“Cuanto ruido hay en el mundo! Aprendamos a estar en silencio en nuestro interior y ante Dios.” Papa Francisco✨✨✨

El silencio interior hace referencia a un estado subjetivo en el que no hay elementos que perturban la tranquilidad.

Uno de los aspectos más difíciles de sobrellevar en el mundo actual es el bombardeo de diversos estímulos al que estamos expuestos diariamente. Vivimos en un mundo bullicioso.

Constantemente nos sentimos llamados fuera de nosotros mismos por los ruidos externos. Una sirena que grita, un motor que ruge o un tono que anuncia la llegada de un nuevo mensaje. Vamos conduciendo y escuchamos la radio, conversamos con los demás, vemos la televisión, estamos constantemente bombardeados por diferentes sonidos a nuestro alrededor.

La tecnología está absorbiendo buena parte de nuestro tiempo. En parte por el trabajo y porque hemos desarrollado dependencias hacia las redes sociales. Son un espacio de socialización y de comunicación que nos urge constantemente consultar.

En esas condiciones es prácticamente imposible establecer un verdadero contacto con nosotros mismos. Para hacerlo, necesitaríamos espacios de silencio interior, es decir, tendríamos que reducir ese volumen de estímulos a su mínimo y dejar tiempos en blanco que nos permitan volver sobre nuestros propios pensamientos y emociones para escucharlos.

Es por todo lo anterior que es urgente dedicar un rato de nuestro día a silenciarnos, a estar en silencio cara a cara con nuestro propio ser.

Al silenciarnos, nos encontramos con nosotros mismos, es nuestro momento sagrado, nuestra soledad elegida tan valiosa en estos tiempos. El lugar ideal para escuchar el sonido del silencio de nuestra alma, el lugar ideal para afinar nuestros sentidos y poder escuchar la voz de Dios que siempre nos habla al oído de la manera más dulce y sutil. Lo único que tenemos que hacer es silenciarnos y escuchar a nuestro corazón hablar.