Hay una actitud ante el ir y venir de los días que hace que eliminemos la queja y admiremos todo a nuestro alrededor y lo valoremos aún más…eso hace el SER AGRADECIDO, el practicar la GRATITUD real y sincera…

Agradecer cada detalle que Dios y la vida nos da, agradecer lo bueno y también todo aquello que nos parece que no es tan bueno, agradecer todo – absolutamente todo – hace que veamos la vida a colores, aunque hayan días gris.

El agradecimiento multiplica las bendiciones y nos da un sentimiento de plenitud que nos lleva a sonreírle a la vida.

Indudablemente el agradecimiento nos conecta con la vida, contribuye a la felicidad y al optimismo porque nos quejaremos menos y como por arte de magia reduce la insatisfacción y nos ayuda a adaptarnos de manera más fácil a las circunstancias.

Practicar el AGRADECIMIENTO mejora nuestra salud mental y física, eleva la autoestima, la confianza y la seguridad, nos hace que vivamos una vida más conscientes y nos permite vivir en el momento presente, aquí y ahora. Mejora nuestras relaciones haciéndolas más sanas y sinceras y sin duda alguna nos enfoca en lo positivo y en sus valores más puros.

Fil 4, 6-7 “No se preocupen por nada; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con ACCION DE GRACIAS, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”