Si partimos nuestro cuerpo a la mitad, somos dos personas totalmente diferentes. Dos personas en un mismo cuerpo, compartiendo el mismo corazón.

Está comprobado que un lado – una mitad – sana más rápido que el otro, un lado duele más, incluso sangra más que el otro. Podemos tener un pie más grande que otro, un brazo mínimamente más corto que el otro, una oreja más pequeña y así con mínimas, grandes o aveces imperceptibles diferencias que muchas veces ni nosotras mismas las notamos.

Es como si tuviéramos un lado bueno y otro no tan bueno, un lado que más nos gusta, que más nos atrae, un lado de luz y otro de oscuridad y que quizá no nos atrae tanto.

Un lado es que el nos impulsa a seguir y el que nos motiva a actuar positivamente. Otro es el que “mete carbón” y le “atiza” muchas veces no exactamente hacia lo mejor.

Un lado es el noble, alegre, optimista, misericordioso y tolerante, el otro: el cabreado, el que piensa “que me importa a mi” y el que dice “eso no me toca a mi”..!! Uno es fuerte y trabajador, el otro holgazán y débil, uno es amistoso, el otro antipático, amargo y algunas veces puede ser algo complicado.

Todos tenemos notables fortalezas y debilidades…

Pero cada uno de nosotros sabrá cuál lado hace crecer, cuál lado tiene más fuerza, y cuál lado hace que incline más la balanza al actuar, reaccionar, pensar y decidir. Cada uno sabrá qué lado nos rige y nos define con más poder y determinación.

De mi parte quiero escoger hoy el lado bueno y positivo, el lado que me gusta más, el lado noble y alegre, aunque aveces quiera aflorar y salir el otro “lado feo” de mi. Esa es la lucha de dos fuerzas…

Cada uno tiene su lado bueno y no tan bueno, su lado de luz y su lado de oscuridad…cual de los dos elegís vos para vivir cada día, para vivir HOY?