Desde que leí por primera vez esta información del escritor estadounidense Stephen Covey en su libro: “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, pude entender mejor muchas cosas. Me ayudó a interiorizar en mi vida y darme cuenta que gran parte de las circunstancias y acontecimientos que vivimos, solo nosotros mismos, y nadie más que nosotros, tenemos el poder y la decisión consciente de reaccionar de acuerdo a la actitud que decidamos asumir en ese momento en determinada situación.

Se podría decir que la actitud con la que vivimos determina nuestras experiencias, es la que moldea nuestra realidad, las cosas que vivimos  y experimentamos,  la forma en que reaccionamos. Es la que determina nuestras decisiones,  experiencias y reacciones a lo largo del día.

Solo una pequeña parte de lo que nos sucede en nuestra vida depende de las circunstancias y solo una pequeña parte de ellas no tenemos el control, de esa forma, la mayor parte de los acontecimientos nosotros somos los que decidimos cómo pasaremos nuestro día.

No podemos controlar de ninguna manera el 10% de los eventos de nuestra vida.  No podemos evitar el difícil tránsito en horas pico, no podemos controlar que se nos descomponga algún aparato eléctrico, no podemos influir en el retraso de un vuelo, no podemos evitar que alguien reaccione o nos conteste de mala forma y muchos acontecimientos más que nos pueden suceder a lo largo de cada día. Lo único que podemos controlar es nuestra reacción ante esos eventos.

El 10% de la vida está relacionado con lo que nos pasa. El restante 90% está determinado por la forma en que reaccionamos a eso qué nos pasa o sucede.

El 90% de las situaciones son el resultado de nuestra reacción ante los hechos y acontecimientos que nos suceden. El resultado de como nos comportamos en un momento de estrés que no podemos controlar directamente. Ese porcentaje es bastante grande, no crees? Y aún así muchas veces, creemos no tener el control de muchas de las situaciones lo cual conlleva a ser o vivir cómo hojas que mueve el viento…

Imagina esta escena:

Desayunas con tu familia. Tu hija sin querer regó tu taza de café sobre tu camisa. Te pones de pie de inmediato y le gritas a tu hija y la regañas por lo que hizo. Le reprochas a tu esposa por haber puesto la taza muy cerca de la orilla de la mesa. Te vas rápidamente a cambiarte de ropa y, al regresar, ves a tu hija llorando; no ha terminado su desayuno ni ha preparado su bulto para ir a la escuela.

Como resultado, ella pierde el autobús escolar. Tu esposa se apresura al trabajo y tienes que llevar a tu hija en tu carro.

Como se te está haciendo tarde, vas a una velocidad alta, infringiendo las leyes de tránsito. Llegando al trabajo con cierta tardanza y te das cuenta de que olvidaste unos papeles importantes en casa. Tu día empezó horrible y sigue igual de horrible. No puedes esperar a que se acabe. Al regresar a casa, ves que tu esposa y tu hija están de mal humor. Hay una tensión en su relación.

Piensa porqué tuviste un mal día?

1. ¿Porque tu hija derramó el café por accidente?

2. ¿Porque tu hija perdió el autobús y la tuviste que llevar a la escuela?

3. ¿Porque hubo un atascamiento de tráfico y llegaste tarde al trabajo?

4. ¿Porque reaccionaste mal ante la situación?

Sin duda alguna la respuesta correcta es la última. Con tu reacción echaste a perder tanto tu día como el de tu familia. Reconocer eso te hace protagonista de tu propia vida y no una víctima de las circunstancias.

No pudiste hacer nada con el café derramado pero pudiste haber controlado tu reacción ante ese hecho o evento.

Mira ahora cómo todo pudo haber sido diferente:

El café se derramó sobre tu pantalón. Tu hija estaba a punto de llorar. Pero le dices suavemente: “No pasa nada, simplemente intenta tener más cuidado la próxima vez”. Vas a tu habitación, te cambias de ropa, tomas tus cosas del trabajo. Regresas a la cocina y ves por la ventana cómo tu hija se despide de ti con la mano, entrando al autobús escolar. Después de despedirte de tu esposa, sales de tu casa. Llegas al trabajo 5 minutos más temprano y saludas enérgicamente a todo el mundo.

Cómo puedes ver son dos guiones totalmente diferentes. Empezaron igual, pero terminaron de manera muy distinta. Todo se trata de tu reacción frente a los eventos de tu vida. Claro que puedes seguir culpando a los demás de tus desgracias y quejarte de que la vida es injusta, ¿pero acaso esto te ayuda a vivir mejor? Recuerda siempre que vivir de esa manera te encasilla en ser víctima de las circunstancias en lugar de ser protagonista y hacerte responsable de tus acciones y reacciones.

Aprende a reaccionar de la manera correcta y no arruinarás ni tu día ni tu vida!

Si alguien se te adelanta en la carretera, deja que lo haga, ¿qué importa si llegas al trabajo un par de segundos más tarde? Recuerda la regla 90/10 y no te preocupes por eso.

Si el tránsito está convulso, no te amargues! Escucha música, conversa con quien va a tu lado. No lo puedes controlar, pero tu reacción en ese momento si está en tus manos.

El vuelo se atrasa y esto cambia tu itinerario del día. No te desquites con los empleados del aeropuerto, ellos no tienen la culpa. Usa ese tiempo para leer. Conoce a otros pasajeros y lleva una conversación agradable. Saca lo mejor del evento…

No perderás nada si intentas aplicar en tu vida la regla 90/10, al contrario, te verás beneficiado y la gente a tu alrededor también!Créeme, estarás sorprendido con los resultados.

No se trata de que no nos importe nada o tragarnos las cosas, sino de que le demos la importancia justa a lo que nos sucede, y que no estropeemos un día o unas horas de nuestra vida, una relación con una persona u otra cosa  por una mala reacción de nuestra parte. La mayor parte de las veces, nos quejamos de cosas insignificantes y de poca importancia, nos tomamos a pecho comentarios de personas que no tienen relevancia en nuestras vidas, o reaccionamos de mala manera ante situaciones. Todo esto, lo único que hace es gastar nuestra energía y enfocarla en cosas que realmente no merecen la pena.

Cambiando nuestra actitud podemos ver el cambio positivo que queremos ver en el mundo…mucho y en gran parte depende de cada uno de nosotros…

Quieres sumarte a este cambio positivo?