Todas, de alguna u otra forma, tenemos pequeños y grandes “fantasmas” que viven en nuestra mente, éstos están relacionados con nuestras experiencias vividas y nuestra historia personal.

Esos fantasmas son los miedos, temores, inseguridades, que tantas veces aparecen en nuestra vida los cuales son señal inequívoca de que estamos vivas, nos recuerdan el sentido de supervivencia y protección.  El problema se nos presenta cuando esos miedos y temores, cuando esos fantasmas nos inmovilizan e impiden actuar.

Hoy les abriré mi corazón y les contaré solo una pequeña parte de mi historia…

Me considero una mujer muy emotiva y apasionada en todo lo que hago, será por eso que este tipo de sentimientos y emociones – como muchos otros – los vivo de manera tan intensa en mi vida.  

El caso es que para mí el simple hecho de nadar (aprender a nadar- para ser más específica) desde hace muchos años ha sido un gran reto personal al cual le he querido hacer check, y por muchas excusas auto impuestas (¡que el cabello, la piel, el sol, la manchas en la cara, mis pestañas…en fin- mujer al fin!, excusas sobran) y especialmente ciertos miedos infundados a lo largo de los años por diversos acontecimientos desagradables, lo he ido posponiendo, dejando por ahí, pero nunca olvidando.

Hasta que me decidí de una vez por todas tratar de superar todo aquello. Después de dos intentos fallidos y literalmente “tirar la toalla” , me lo propuse a mí misma y no me quiero auto defraudar.  Así es que decidí empezar clases por tercera vez!! Dicen que la tercera es la vencida… y coincidió así.

Llevo poco más de cuatro meses de continuas correcciones, prácticas de técnica y coordinación de patada, braceo, respiración. Comprenderán que obviamente todavía me falta muchísimo más por lograr y mejorar, requiere tiempo, entrenamiento, disposición, voluntad y muchas, muchas cosas más.

Pues pocos días atrás, me animó mi entrenador para que me apuntara a asistir a un entrenamiento de aguas abiertas. En mi mente aparecieron toda clase de limitantes: “Cómo voy a ir si ni tan siquiera sé lo que es no tocar fondo, cómo voy a ir y lograr llegar hasta adentro del mar, cómo lograré para superar malos recuerdos del agua, me falta mucho más tiempo para poder lograr hacer algo así, ni pensarlo, me da miedo, mucho miedo…y mil cosas más!!”

Aquí hablaba mi mente irracional, la que nos limita a actuar, la que trata de mantenernos en una zona de confort y nos mantiene ahí “seguros” y muchas veces sin accionar simplemente por miedo y por esos pensamientos irracionales que les damos cabida y los acogemos con gran naturalidad, muchas veces sin tomar conciencia de ellos…

Repetidas veces escuchaba a esa mente irracional con sus pensamientos no tan alentadores y otras veces salía valientemente al rescate mi lado racional que me decía fuertemente y con gran convicción que: “estaré segura y a salvo, que me irá muy bien, que lograré hacerlo, que lo intente, que para eso me estaba preparando, que no iría sola, y que estaría bien cuidada y custodiada“…en difinitiva: que confiara más en mi misma…!!

Dichosamente tengo una familia maravillosa e incondicional, que me apoya en “mis locuras”, me motiva y me alienta, eso sin duda ha sido parte fundamental también.

Pues, me decidí “echarme al mar”, aún llena de miedos sabía que tenía que hacerlo, dentro de mí quería hacerlo a pesar del temor que sentía! Y así logré hacerle check a ese reto que he estado trabajando mucho mentalmente en mí….y digo mentalmente porque es ahí donde están las grandes barreras y también los enormes sueños.

Nunca en mi “corta vida” había nadado tanto, ni tan adentro del mar, salvo haciendo snorkel con mis hijos, asegurándome que el chaleco salvavidas estuviera bien puesto y que existiera muy cerca un chaleco de repuesto, por si acaso…

Al llegar a la primera bolla lloré de la emoción (aunque – por suerte – nadie lo notó), ya al llegar hasta la cuarta bolla sabía que había logrado mi objetivo de ese día y que sólo me faltaba nadar un poco más para salir…logré nadar una cantidad de metros que nunca en mi vida me lo hubiera imaginado, y hoy por hoy sé y estoy segura que voy por más!

Con esto me convenzo – una vez más – que a la mente la controlamos nosotros con nuestros pensamientos de poder que nos impulsan a la acción o ella nos controla a nosotros con esos pensamientos que hacen que nos limiten a actuar. Ambos son súper poderosos: nos limitan o nos impulsan, no hay más!

Nosotros controlamos nuestra mente, o ella nos controla a nosotros (y esto aplica para TODO en la vida)…ambas es nuestra decisión.

Este es uno de los tantos retos personales que me he propuesto superar y he tratado de alcanzar en mi vida y hoy te lo comparto, no como una gran hazaña, sino como una barrera de miedo que por muchos años ha estado presente en mi vida y poco a poco lo voy superando y haciéndole frente, con el cual todavía sigo trabajándolo en mí cada día…

Y ahora te pregunto: Qué quieres lograr en tu vida y que ese miedo, esa inseguridad o algún otro limitante a hacerlo te lo impide? Tienes alguna meta, algún sueño, algún deseo aún sin realizar? Deseas llevar a cabo algo que anhelas, dar algún paso al vacío y temes por eso?

Vence ese miedo, vence esa barrera y esos límites que te mantienen ahí donde estás. Averigua, investiga, indaga qué puedes hacer, qué acciones necesitas para alcanzarlo y demostrarte a ti misma (a nadie más que a ti) que no hay nada que no puedas hacer si realmente quieres, te lo propones y trabajas para alcanzarlo y lograrlo.

El tiempo pasa y conforme pasa se van los años; decídete ya, empieza ya, acciona ya, toma decisiones ya!!! Deja de posponer, y conforme vayas en busca de lo que quieres disfruta el trayecto, verás disiparse poco a poco ese miedo, esas limitantes y temores que tratan de “protegerte” para que al lograrlo descubras que eres más fuerte, que puedes lograr grandes cosas y que eres más capaz de lo que te puedas imaginar.

Ciertas cosas, entre más nos cuestan, entre más retóricas son para nosotras, al poner todo nuestro empeño en ellas y alcanzarlas más valor les damos y más alegría nos aportan.  Y sea lo que sea que quieras lograr – como tantas de las otras cosas que ya has hecho – sentirás de nuevo la gran satisfacción de lo alcanzado y habrá mucha más alegría y placer en tu corazón, así como ese día lo fue para mi…te lo puedo asegurar!