Nuevamente Walter Dresel nos brinda un libro muy parecido al que anteriormente habíamos leído, por lo menos en la misma línea, donde lo que pretende es invitarnos a cultivar un espacio de encuentro en nuestra vida. Crear ese lugar sagrado de encuentro personal donde nos podamos refugiar con nosotros mismos y encontremos ahí bienestar, equilibrio emocional y poder tomar conciencia de nuestro propio ser y de diferentes situaciones de nuestra vida y de esa forma llegar a ser el protagonista de nuestra propia existencia.

El autor nos dice que nuestra vida puede ser como un terreno árido – donde día tras día gastamos nuestra energía o puede ser también el jardín de tu corazon, un lugar mágico para desarrollar nuestras habilidades personales y dar forma a todo aquello que nuestros sentimientos y pensamientos generan bajo la apariencia de emociones positivas.

Y de qué depende que veamos nuestra vida de una u otra forma? Depende en buena medida de la ACTITUD que asumamos ante las diferentes situaciones.  Poder recurrir a esas herramientas que tenemos en nuestro interior para lo cual la mente en esto es maravillosa, creadora y dispuesta a realizar los cambios necesarios, siempre y cuando tenga la dirección apropiada y disposición para llevarlos a cabo.  

Invitados a la reflexión.

En estos tiempos urge tener una mente reflexiva. Tendemos a estar muy conectados al exterior: al hacer, lograr, alcanzar – eso es bueno. Pero también debe existir un balance y tener la disposición, crear el hábito de ir y visitar nuestro interior, nuestro lugar sagrado, ese lugar íntimo y tan propio, tener ese refugio personal, ver la vida desde un ángulo diferente…es todo un proceso de crecimiento y propósito personal diario.

Entre más frecuentémos ese jardín, entre más lo visitemos, se convertirá en ese lugar favorito, ese lugar preferido y cada vez encontraremos un lapso mayor para estar en él y disfrutarlo a plenitud.  

Es, en definitiva, un comienzo de encuentro contigo mismo, ese lugar donde encontrarás refugio en los momentos en que sientes que no estas conforme con lo que la vida te está otorgando, también cuando la vida te está dando lo mejor. Ese lugar donde podrás sembrar, recoger los frutos de esa siembra y disfrutarlos, donde puedes agradecer, regar, refrescar, renovar, podar, quitar mala hierba, buscar respuestas. No solo es un lugar donde albergan nuestros sueños y les damos cabida, es también un lugar donde podamos aprender a sentimos una persona emprendedora y eficiente que cree en si misma y en sus sueños, donde podemos definir más claramente el rumbo que le queremos dar a nuestra vida. Es muchas veces poner fin a nuestra rutina cotidiana, un lugar donde logramos encontrar el punto de equilibrio, desde el cual la perspectiva de lo que nos sucede sea la correcta, dar jerarquía a aquellos sucesos que si lo merecen y desechar todo lo que puede hacernos daño y que está en nuestras manos alejar de nuestro ser.

Aquello que nos decimos.

Es importante también aprender a entrenarnos en el diálogo interno, dedicarnos unos momentos a pensar en nuestra vida y lo que nos aporta satisfacción y paz y lo que no. De esa forma, poco a poco, iremos construyendo las decisiones que darán a nuestra existencia un perfil diferente.  Además que te ayudará a conocerte mejor y a fortalecer el vínculo que tienes con tu interior.

Ese necesario el auto análisis.

En este lugar sagrado podremos crear ese espacio para la reflexión y el diálogo sincero acerca del acontecer y de cómo te sientes con tu vida. En ese espacio de contención podremos analizar nuestra propia vida, los logros, expectativas respecto al futuro, nuestras angustias, ansiedades e inquietudes, nuestros vínculos afectivos, relaciones laborales, situación económica, la relación con nuestros hijos y pareja, podremos pensar en nuestro envejecimiento, nuestra salud integral y cómo podemos cuidar de ella, nuestro posesionamiento en el mundo globalizado, qué piensas de tu vida hasta el presente, qué quieres para tu vida en el futuro y qué has hecho al respecto hasta hoy? Podremos empezar a hacer los cambios y modificaciones favorables para vivir con mayor bienestar y felicidad con una mayor conciencia al reconocer que atender nuestras necesidades espirituales es tan importante como atender las necesidades físicas como lo son el alimento, la higiene, entre otras.

Nuestro mayor desafío no es ser mejor que otro, sino ser mejores personas cada uno de nosotros, intentando crecer constantemente y reconocer cuales son nuestras carencias y debilidades como también nuestras fortalezas para hacerlas crecer en nosotros.

Acerca de la felicidad.

El autor nos dice en su libro, que para ser feliz no es necesario tener mucho. Es tener lo que necesitas para sentirte en armonía con tu mundo interior y a la vez con el exterior.

Para ser feliz no se requiere demasiado. Sólo lo justo y tener una visión de la brevedad de la vida, lo que ayuda a ser mucho más práctico y capaz para apreciar las bellezas que esta vida tiene. Todos seguimos en esta búsqueda apasionante de la felicidad. Es nuestra vida, la única que tenemos. Aprendamos a vivirla con plenitud.

No sigas buscando cambios fuera de ti, no los encontrarás. Además tienes un compromiso fundamental y éste es con tu propia vida: poner límites apropiados, decidirte por la felicidad y el bienestar, acrecentar el autoconocimiento, el respeto, el aprendizaje, autoconfianza en tus propios pensamientos y decisiones. Defender la libertad de vivir como deseas, siempre y cuando ello no afecte la vida de quienes conviven contigo.

Dresel, casi al final del libro, hace un viaje con el lector hacia una playa paradisíaca, donde surgen una serie de conversaciones e interiorizaciones interesantes. Sin embargo, a manera personal, siento que el autor pudo complementar su libro haciendo un verdadero viaje al jardín del corazón de cada lector, enseñando a crear su propio lugar sagrado de encuentro personal, donde se dé ese proceso de reingeniería personal o de cambio tendiente a encontrar las herramientas necesarias para poder acceder al bienestar que todo ser humano merece, y tu eres uno de ellos.

Lo ideal sería que nuestra relación con el mundo exterior nos reflejara fielmente la relación que tenemos en nuestro mundo interior. Esto es todo un reto por el cual constantemente tenemos bombardeo de diferentes influencias constantes del exterior, por eso la importancia de acudir con frecuencia a ese espacio sagrado.

Finalizo este comentario del libro “El jardín de tu corazón” con esta frase de Fray Luis de León en su poesía “Vida retirada”:

“Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido,y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido.”