El dueño de una pequeña propiedad, amigo del gran poeta Olavo Bilac (poeta Brasileño), cierto día lo encontró en la calle y le dijo:

– “Sr. Bilac, necesito vender mi casa de campo, que Usted bien conoce.  ¿Podría redactar el aviso para el diario?

Olavo Bilac tomo lápiz y papel y escribió:

“Se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboledas, rodeado por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo.  La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en la baranda.”

Algunos meses después, el poeta se encontró con el comerciante y le pregunto si ya había vendido el lugar. – No pensé más en eso, dijo el hombre.

Después de que leí el aviso me di cuenta de la maravilla que tenía.

Texto tomado de Renuevo de Plenitud.

 

Esta mañana, cuando leí esto, me gustó y quise compartirlo con ustedes. A veces no nos damos cuenta o no valoramos lo que tenemos, una y otra vez vamos tras falsos tesoros. Debemos valorar lo que tenemos y todo aquello que nos fue dado gratuitamente por Dios: la salud, los amigos, el empleo, el conocimiento que adquirimos, la sonrisa de los niños y el cariño de esa persona especial en nuestra vida.

Estos si son verdaderos tesoros.  Sepamos darles el valor y el honor que les corresponde.!