En nuestra mente hay una inmensa galería de imágenes que cuelgan hasta de las paredes más escondidas de la memoria.
Organicemos una exposición de nuestros mejores trabajos y tiremos al fuego aquellos cuadros que solo representan amarguras; así pondremos todas nuestras fortalezas creativas a la vista y nos daremos cuenta de cómo es tan posible ser el artista de nuestra propia vida.
Pintemos nuestra vida de hermosos colores, donde el mundo sea una acuarela y tu vida un lienzo que colorear, el cual tú pintarás con los colores que quieras y tu mano con el pincel déjala que sea guiada por Dios. Así tu obra será la mejor obra de arte jamás vista – la más hermosa, la tuya, la original!