Mucho antes de fin de año y principios de año nuevo empezamos a hacer planes y proyectos para realizar durante el año 2020…todos sin duda teníamos muchos en lista. Incluso en estos días de cuarentena, abro mi agenda y ahí veo anotadas unas listas de cosas por hacer, citas, salidas programadas, planes deportivos, actividades familiares y con amigos que hoy por hoy, lo que hago es tacharlas de una vez – debido a lo acontecido – y posponer aquello para luego…para cuando pueda y tenga luz verde para hacerlo.
Todos sabíamos que venía la Semana Santa y desde meses antes empezamos a planear eso días – y para muchos no era necesariamente quedarnos en casa para esas fechas. Muchos de nosotros ya teníamos todo casi listo…solo faltaba la maleta con todo el “chunchero”.
Jamás pasaba por nuestra mente lo que vendría! No teníamos plan B…y ahora, qué hacer?, fue la pregunta del momento!
Nunca nos hubiéramos imaginado que ese plan B resultara y se convirtiera en un plan de amor, en un plan de confianza en Dios, un plan de oración e interiorización, un plan de cuido, un plan de disfrute tal que nos hiciera sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Y al final, una vez más, la vida nos enseña que hay cosas más importantes, hay cosas que tienen un valor infinito e incalculable como lo son la salud y el bienestar nuestro y de los seres que amamos y por supuesto, el que nunca falta: el amor y bienestar de la familia.
A cambio de esos planes y proyectos fallidos, nos queda disponer de todo nuestro tiempo a lo que vale hacer en estos momentos, a vivir el presente y lo que tenemos hoy, aquí, ahora, sacarle el máximo provecho y disfrutarlo inmensamente.
De nada vale nuestras posesiones, de nada vale la clase social, de nada vale nada….lo único que vale es la vida, la paz y el amor que podamos tener y buscar ante momentos difíciles para poder ir sobrellevando todo lo que venga poco a poco, en armonía y con la mayor serenidad posible. Todo esto nos enseña a valorar aún más lo que es realmente valioso y además a ser conscientes de nuestra gran fragilidad, nos hace ser humildes ante cualquier situación porque en medio de esa fragilidad, que la vivimos a flor de piel ante situaciones cómo estas, descubrimos que nuestra humanidad no tiene el control de todo, como muchas veces creemos tenerlo.
Toda crisis saca lo mejor o lo peor del mundo, saca lo mejor o lo peor de un país, saca lo mejor o lo peor de una comunidad, saca lo mejor o lo peor de un hogar, de cada individuo, saca lo mejor o lo peor de nosotros mismos. Deja ver nuestros colores reales y más brillantes! Toda crisis saca lo mejor o lo peor de cada ser humano, porque pone en evidencia lo que tenemos en el corazón. Por eso, todo momento difícil lo debemos asumir como una ocasión para crecer, mejorar y confiar plenamente en Dios en la medida que seamos conscientes de ello y lo llevemos a la práctica.
El disfrute de momentos especiales.
Pese a la situación, estamos juntos. Pese a los momentos actuales, como familia nos tenemos unos a otros. Días compartidos de forma un tanto diferentes, hacer un alto obligatorio en cada una de las labores individuales y reencontrarnos cara a cara por largos momentos frente a ricas conversaciones para ser familia. Dejamos de lado las carreras, las faltas de tiempo y ahora si podemos dedicarnos a muchas otras labores que antes – por lo que sea- decíamos no tener tiempo suficiente, sin darnos muchas veces cuenta que no es cuestión de tiempo, sino de prioridades en nuestra vida.
Bendita tecnología.
El acceso a la tecnología actual nos lleva a estar mayormente informados, conectados de manera inmediata a lo que pasa y acontece en todo el mundo. Todo esto nos ha permitido tener acceso inmediato a diversas plataformas virtuales tanto para estudio, trabajo, reuniones e informes grupales, por ejemplo. Dándonos asi una visión de que como país si podemos optar cada vez más por este tipo de tecnología para tratar de seguir nuestro ritmo normal de vida en cuestión de estudio y labores cotidianas que este medio permite. Ha sido como un plan piloto en marcha que nos ha hecho usar y optar por este tipo de herramientas tan de actualidad de las cuales cada vez estaremos usando más. Nos ha ayudado a sentir cercanos a nuestros seres queridos en momentos como estos, celebrar cumpleaños, tener fiestas virtuales con amigos, y valorar aún más la importancia de la cercanía y muestras de cariño.
Tiempo de gracia.
Que todo este tiempo de aislamiento sea un tiempo de gracia para usar nuestra creatividad, idear cosas por hacer, pendientes que hemos pospuesto en nuestro hogar por “falta de tiempo”.
Que sea un tiempo para construir, para unir, para madurar, para encontrarnos en nuestro interior más íntimo, con nosotros mismos y con los seres que amamos que junto a ellos descubrimos – una vez mas – que no necesitamos nada más, lo tenemos absolutamente todo!!