Muchas veces son nuestros propios pensamientos los que nos detienen. Esos bloqueos, esas paredes, esos muros que poco a poco vamos construyendo nos van separando cada vez más de nuestras metas, ésas que incluso vamos olvidando conforme las vamos viendo más lejanas.

Por ejemplo: Hacer ejercicio – podría ser parte muchas veces de esos bloqueos.

¿Cuántas veces nos prometimos empezar la dieta el siguiente lunes? ¿Cuántas inscripciones a gimnasios tuvimos que cancelar porque dejamos de ir? ¿Cuántos aparatos, cuántos pares de tenis, cuántas pesas quedaron guardadas en el clóset empolvadas esperando el día en que regresáramos a usarlos? 

Nosotras somos capaces de muchísimas cosas, nuestro cuerpo es fantástico! Todas nosotras, no importa nuestra edad, nuestro peso o a qué nos dediquemos, todas somos capaces de correr un kilómetro más, lograr un poco más cada día, nuestra fuerza es mayor a la que creemos. No la física, hablo de la fuerza de voluntad!.

Si ya estás en este camino, ¡sigue! No dejes que tus pensamientos te detengan, permite que sean el impulso que necesitas. Toma fuerza de donde tengas que tomarla, pero aférrate a lo que deseas para ti, a realizar ese cambio de vida hacia algo más sano y dinámico,,. Empieza poco a poco.

Al final, verás la mujer que realmente eres; la capaz, la que no se detiene, la que puede, la que se lo propone, la que lo logra. La que no deja de intentarlo.

Y pongo como ejemplo el ejercicio, y así como ese pueden existir mucho más ejemplos diferentes de cosas que somos capaces de realizar y proponernos cumplir y lograr efectiva y exitosamente. Terminar una carrera, empezar un negocio, un proyecto personal, hacer un curso, cambiar o modificar un mal hábito, comer más sano, asumir un nuevo puesto laboral retórico, aprender un nuevo idioma, etc, etc…

Solo tenemos que creer, sólo tenemos que confiar en que Dios nos ayuda y no permitir por ninguna razón que nuestros pensamientos nos detengan con frases como: no puedo, es difícil, ya no estoy para eso, es imposible para mi, no lo voy a lograr y muchas otras más que lo que hacen es tirar abajo nuestros sueños y limitarnos a actuar. Por el contrario: debemos incorporar frases como: soy capaz, lo voy a lograr, yo puedo lograr eso y más, todo me es posible, lo voy a alcanzar y así nuestras acciones se encaminarán hacia donde fijamos nuestra intensión y nuestra energía dispuestas al cambio, dispuestas al logro.

Las metas nos ayudan a convertirnos en la mejor versión de nosotras mismas. Pero los grandes sueños no tienen fecha de expiración. Mientras te mantengas trabajando para alcanzar lo que deseas, no debería importarte si te toma un mes o una década.

Y mientras vamos alcanzando la meta, el sueño propuesto; disfrutemos del camino, del proceso. Al final, nos sorprenderemos de lo que somos capaces lo lograr!!