No es ningún secreto, hombres y mujeres somos muy diferentes…

¿Como somos las mujeres en lo femenino? Tanto hombres como mujeres tienen su lado masculino y femenino, solo que algunos de manera más determinada desarrollan uno más que otro.

La Psicóloga Pilar Sordo, realizó hace unos años una investigación sobre las diferencias entre los hombres y las mujeres. Sordo, con su manera de expresarse y su forma tan coloquial de explicarlo, nos hace ver de manera amena las grandes diferencias entre los sexos, llegando a la conclusión de que tanto el hombre como la mujer tenemos que aprender unos de otros. La mujer tendrá que aprender a “soltar”, y el hombre aprender a “retener”.

En su investigación, se indica que el lado femenino (porque no parte solo de las mujeres al referirse a “lo femenino”, también puede haber hombres que tengan estas características) es muy retentivo.  Nosotras retenemos todo: más líquido, más celulitis, transpiramos menos, somos malas para botar cosas, guardamos de todo “por aquello” … sobros de comida que al final no usamos, queremos “salvarle la vida al tomate” porque si no me siento “culpable”- y todo esto lo hacemos de manera inconsciente…. Guardamos de todo: pétalos de rosa, recuerdos, fotos, stichers, cartas, ropa, etc….por si acaso, por recuerdo, para cuando me quede, porque nos cuesta mucho tirar, muchas veces nos cuesta deshacernos de las cosas.

La famosa frase: “uno nunca sabe” …vamos de viaje y llevamos de todo! – por si acaso, porque uno nunca sabe…

El primer nivel de retención viene con el cuerpo, incluso a nivel sexual, por nuestra propia naturaleza somos capaces de “retener” un bebe por nueve meses, lo alimentamos y nos entristece cuando la criatura deja la etapa de lactancia porque nos cuesta “soltar” y sentirnos indispensables.  

El estudio revela que otra cosa que retenemos es la memoria, recordamos detalles y muchas veces los revivimos de nuevo. En temas de perdón, cuando nos hacen mucho daño, demostramos y hacemos creer que tenemos una “gran madurez perdonando”…lo que hay detrás de eso es que en la primera oportunidad que tenemos – por el recuerdo que retenemos- eso lo vamos a cobrar de nuevo, reviviéndolo. ¿Porque así? Una mujer solo perdona cuando es capaz de recordar y ese recuerdo ya no le duele, si todavía le duele seguiremos cobrándolo una y otra vez hasta que sane en nosotras….

Señala Pilar, que muchas veces somos preguntonas, insistentes y reiterativas….nos cuesta soltar…Dice además que las mujeres valoramos más lo que escuchamos – somos más auditivas, los hombres valoran más lo que ven, por lo tanto son más visuales.

Cuando se le pregunta algo a un hombre ellos responden y punto, nosotras somos más dadas a dar más detalles del asunto.

Lo ideal es que una mujer haya trabajado con su femineidad y sea capaz de desarrollar algunas características masculinas y viceversa…que el hombre haya trabajado en su masculinidad y sea capaz de desarrollar algunas características femeninas también.

La mujer debe trabajar en su capacidad para soltar, dejar de hacer, avanzar…La mujer al ser más retentiva, tiende a “quedarse pegada” en las cosas que le suceden. Por eso tenemos mejor memoria, retenemos liquido más fácilmente, tenemos celulitis, porque tendemos a retener, no tiramos ni nos deshacemos de nada con facilidad.

Recalca Pilar Sordo que es fundamental aprender a soltar y dejar de hacer y preguntarnos: ¿porque nos quieren los que nos quieren? Porque si a mí me quieren por hacer lo que hago y tratar de ser “perfecta” en el rol de ser mujer…no me puedo conectar con ser feliz…no hacer para que me quieran, ya que por lo general hacemos mucho para que nos aprueben y buscamos lo perfecto – cosa que sólo existe en nuestro propio parámetro de perfección.

En la medida en que yo aprendo a soltar, yo logro medir y saber hasta cuando logro insistir en ciertas cosas.  Entre más retentiva es la mujer más soltador es el hombre que tiene al lado.  Los hombres no se hacen cargo de las cosas si tienen a su lado a una mujer retentiva que todo lo maneja y que se encarga de absolutamente todo, entonces sin darse cuenta la mujer se convierte en una “experta en generar incapaces” alrededor de ella.  Si la mujer – en ciertas circunstancias – aprende a delegar, a pedir ayuda, a decir no sé, no puedo, no quiero, enseña a los otros, de manera natural, a hacerse cargo de lo que les corresponde.

El estudio revela que los hombres funcionan con base en objetivos o metas, la mujer con base en procesos y detalles.

La mujer valora el camino y el hombre la llegada, objetivamente cuando esa llegada él la siente segura, deja de cuidar y eso es un grave error.

La madre en la conducta del hombre tiene que ver muchísimo, en especial en el cómo se relaciona con otras mujeres – sin quitarle en esto importancia al padre también.

La alegría de una mujer es un elemento muy seductor. Alegría, personalidad y sentido del humor.  Al hombre le importa y le gusta más ver a una mujer contenta, que una cara amarga… Seducir desde el cómo uno es, más que de la parte física.

Como mujeres debemos relacionarnos con nosotras mismas primero, es en mi “soledad” que se genera el encuentro conmigo misma y con el Dios de la vida, en esa medida tendré la capacidad de relacionarme mejor y más eficazmente con el otro. Llegar mucho más honestamente al otro con mis luces y mi sombra.

El sentido del humor y la inteligencia es lo que más le gusta y le atrae a la mujer del hombre.

Todo lo que hoy en día vivimos, podemos ver que están colocando y bombardeándonos con la seducción en el cuerpo y eso se vive como un tremendo caos psicológico hoy en día.  

Lo que verdaderamente seduce y hay que valorar es el corazón, lo más profundo de tu identidad, que no hay nadie con los rasgos que cada uno tiene.  No se trata solo de la seducción a nivel de pareja, la seducción traspasa más allá de lo erótico. Debemos ser seductoras como madres, como profesionales, en muchos de los ámbitos en los que nos desarrollamos día a día.

Su estudio destaca también que la vejez femenina esta màs garantizada de pasarla acompañada.  Porque por su naturaleza la mujer se ha encargado de retener a lo largo de su vida.  El hombre, por lo general no – aunque no es la regla- si no supo retener durante su vida, puede pasar solo y olvidado. De ahí también es que existan muchos más hombres indigentes que mujeres. Dato curioso…

No cabe duda que todo esto puede ser muy revelador y podemos entender mucho más el porqué de ciertos comportamientos y actitudes en el ser humano.  

Lo que sí es un hecho también es que en una relación bien llevada podemos lograr la complementariedad, y en la medida en que creamos conciencia de muchas de nuestras actitudes, seremos capaces de detectar si como mujeres estamos reteniendo en exceso y que tanto debemos aprender a soltar – si queremos hacerlo – de manera natural, sin crear conflictos. Más bien para crear un ambiente más relajado, de mayor compromiso, ayuda mutua, toma de conciencia y romper muchas veces con ciertos roles muy arraigados que más bien afectan las relaciones, distancian y no involucran a uno u otro en papeles que pueden ser libremente compartidos y disfrutados por elección, no por obligación.

Todo tiene un balance en la vida y poco a poco tendremos que ir cambiando para bien, sin llegar a extremos ni dejar de ser lo que somos: esas mujeres con alma y corazón que se entregan para dar, para ayudar, cuidar, amar, apoyar y ser luz de amor donde quiera que vayan.

Todas venimos de una mujer y muchas hemos experimentado lo que es dar vida – gracias a ese “retener” que nos caracteriza y nos hace ser diferentes por obra y gracia de Dios.