El ciclo de la mujer tiene cuatro fases, como la Luna. La luna está directamente vinculada al movimiento de nuestras aguas internas y de nuestra energía. Conocer esas fases nos permite optimizar nuestra energía natural.
Nuestro ciclo menstrual – en algunas culturas, a lo largo de la historia – la menstruación se ha visto como un castigo, hemos escuchado que debemos parir con dolor y ovular con dolor, que es “malo” sentir, que somos “ideáticas”, y en algunos casos hemos escuchado que nos dicen que “estamos mal humoradas”, entre otros.  Eso y más, hace que con el tiempo algunas mujeres lo nieguen y lo rechacen como parte importante y sagrada de la naturaleza femenina.
Muchas veces ese rechazo, a nivel mental hace de las suyas con algunos problemas de más para subvalorar y no aceptar, odiar su cuerpo, y el proceso mismo, reprimir la femineidad, haciendo de todo eso que el síndrome sea más doloroso de la cuenta y que muchas veces, lamentablemente, no se entienda como el proceso maravilloso y natural que es.
Al romper con todas esas creencias, tomamos consciencia y nos damos cuenta que el poder que llevamos dentro de nuestro cuerpo y nuestra esencia es algo maravilloso, que somos capaces de dar vida a otro ser completo y perfecto gracias a este maravilloso proceso femenino.
Nuestro poder de absorción de energía aumenta enormemente en nuestro ciclo menstrual, es por eso que en muchos rituales de los antepasados a las mujeres no se les era permitido acercarse ni participar porque decían que eran “impuras y que estaban malditas”, pero se cree que hasta cierto punto podían conocer del poder y energía maravillosa de esas etapas, de ahí la prohibición.
Al menstruar y hacerlo conscientemente, abrazar nuestra menstruación y nuestro cuerpo con un mayor y más elevado conocimiento, puede mejorar considerablemente nuestra vida y nuestra salud física y mental.
Veremos a continuación que nuestro ciclo menstrual tiene 4 fases – comparándolo de esa manera al igual que la luna la cual tiene las fases de: Luna nueva, luna creciente, luna llena y la luna decreciente o menguante.
En ese aspecto nosotras somos iguales que la luna, por eso se dice o se habla de “nuestra luna interior”, el centro de nuestra energía femenina donde toman un papel sumamente importante y protagonista nuestro útero y nuestros ovarios.
Primera fase: Periodo menstrual (Luna nueva)
La primera fase es la de nuestro periodo menstrual, empezamos a sangrar y esa sangre representa la energía de vida que nuestro cuerpo puso para prepararlo para empezar a crear una nueva vida. Es como una semilla que adentro tiene un potencial de vida guardado y que cuando esa semilla se pone en ciertas condiciones, se activa y se pone en marcha y es capaz de crear una hermosa planta, en nuestro caso un hermoso ser vivo.
La sangre menstrual es la única sangre que sale del cuerpo humano sin violencia, por eso es sangre de vida y se considera sagrada.
Es muy normal que en esta etapa nos sentimos bajas de energía, estamos sacando hacia afuera bastante energía de vida que a nuestro cuerpo le costó mucho poner en acción. Por todo eso es totalmente normal querer dormir un poco más, descansar, reposar, no estar tan activas como otros días. Entonces en esta fase, lo mejor que podemos hacer es escuchar a nuestro cuerpo, prestarle atención y no forzarlo a hacer cosas que él no quiere y tiene escasa energía para llevarlo a cabo. En esta fase podemos aprender a entendernos mucho más y atendernos de manera especial.
Nuestro útero nos pide que nos relajemos y que le ayudemos a sacar todo aquello que necesita, es un momento ideal para estar con nosotras mismas, reflexionar en todo aquello que queremos, en esos momentos vivimos inmersas en un mundo de energía bajo por lo que debemos en la medida en que nuestro cuerpo nos pide descanso dárselo, dediquémonos a comer bien , más saludable, muchas frutas y verduras, de forma liviana y preferiblemente comida lo menos cocida posible, además de tomar mucha agua.
Para aprovechar esta energía intuitiva lo que hacemos es sembrar (en el campo se siembra siempre en luna nueva). La luna está oculta y no se deja ver, así estamos nosotras, con ganas de ir hacia adentro. En este momento nuestro canal intuitivo está completamente abierto, es por eso que estamos mucho más sensibles que en otro momento del ciclo. Para realizar una siembra consciente lo ideal es meditar, luego podemos realizar una lista de intenciones concretas para el ciclo que comienza (qué cosas quiero y qué cosas no quiero). Ya con las intenciones listas, estamos preparadas para impulsar la acción.
Segunda fase: Fase folicular o fase preovulatoria (Luna creciente)
Esta segunda fase, la fase folicular, viene desde el final de nuestra menstruación hasta nuestra ovulación.  En esta fase empezamos a ganar energía, todas esas fuerzas que absorbimos en nuestro periodo empiezan a manifestarse.
Nuestro cuerpo se siente con más ganas de salir, de ver el mundo, estamos mucho más dispuestas y con más ánimo, nuestros ojos se agrandan, nos sentimos más bellas y hermosas, nuestro cabello se vuelve más sedoso, nos dan más ganas de socializar y tenemos mayor disposición para realizar y llevar a cabo proyectos y con la capacidad casi natural e impulsiva para que esos proyectos nos salgan de la mejor manera posible.
Energéticamente estamos preparadas para poner en marcha todas las intenciones de nuestra siembra. La energía interna es como la energía de la luna en su fase Creciente, significa que hay energía en ascenso, si estamos equilibradas sentimos el impulso de la acción, la liviandad física mental y emocional, es momento de experimentar, planificar estrategias y probarlas.
Tercera fase: Ovulación (Luna llena)
Esta energía “hacia afuera” llega a su punto máximo en la Fase Ovulatoria, en este momento nuestra energía interna es como la que tiene la luna cuando está llena. Brilla, se manifiesta, atrae todas las miradas. Entonces, si estamos en equilibrio, es un momento ideal para manifestar, concretar todas las cosas que venimos elaborando, nos sentimos poderosas, la libido aumenta. Tenemos el poder de “dar vida” a eso que queremos.
Es en esta fase donde se manifiesta el tiempo cúspide de cuando más atractivas nos sentimos. Somos más extrovertidas, más relajadas, hacemos cosas que hemos planeado de manera más fácil y tenemos muchas más ganas y energías para hacer ejercicio o actividad física. Esta fase es como la luna llena, abiertas y plenas, nos ponemos en total evidencia….
Cuarta fase: Fase luthea o postovulatoria (Luna nueva o menguante)
La última fase es la fase luthea, cuando nuestro cuerpo ovuló y no fue fecundado. Aquí nos acercamos de nuevo a la fase menstrual.
La energía que alcanzó el punto máximo de expansión comienza ahora a decrecer, a ir hacia adentro, como la luna menguante. Esta etapa tiene dos aspectos: por un lado es un “duelo” estamos llegando al fin del ciclo, despidiendo todas las cosas que no se manifestaron, haciendo consciente y aceptando eso que no pudo ser. Por otro lado, como no hay gestación nuestro sistema interpreta que puede dedicarse al cuidado personal, y sobre todo a disfrutar. Si te observas, es muy posible que sea en este período que vas a la peluquería, te hacés las uñas, sacás lo que ya no querés del guardarropas, cambiás de lugar las cosas de tu casa. Es momento de prepararse para un nuevo comienzo. Es momento de dar fin, limpiar, reorganizar. Te preparas para recibir tu ciclo y realizar una nueva siembra. Todo vuelve a comenzar.
En esta fase nuestro cuerpo empieza a sentir los efectos del período menstrual, aquí nos cerramos un poco, tenemos más ganas de reflexionar, tener charlas más profundas, estamos más pasivas. En esta fase luthea la luna empieza a hacerse más pequeña, es un cambio de emociones grandes de un día para otro.
Tenemos que abrazar esta etapa, porque absorbemos energía y que luego la sacaremos hacia afuera. Tenemos un poder muy grande en donde podemos hacer del mundo un mejor lugar, es una bendición de nuestra esencia femenina. Si lo abrazamos, nos entendemos y nos transformamos en sus amigas vamos a obtener solo cosas maravillosas.
No forcemos nuestro cuerpo, amémoslo, comprendámoslo, exterioricemos e interioricemos en cada una de estas etapas.
Todo esto nos ayudará a comprender que la mitad de un mes “estamos subiendo” y la otra mitad “estamos bajando” y eso lo debemos aprender a leer, valorar y comprender en nuestro cuerpo. Y así sacar de esas diferentes etapas el mayor provecho posible al realizar nuestras actividades y proyectos de una manera más efectiva y provechosa.
Comprendamos nuestros ciclos y la forma de fluir de nuestra energía femenina, de esa manera seremos mucho más productivas en los días en que normalmente nos fluye esa productividad con mayor naturalidad y a la vez aprenderemos a ser más tolerantes y a entendernos mejor en esos momentos en que talvez necesitamos más impulso, más apoyo, porque somos más vulnerables e interiormente hemos tomado conciencia de ello para bien nuestro y de la armonía de nuestro entorno. Podremos así utilizar de manera más consciente y provechosa nuestros dones creativos, sexuales y espirituales.
Fuentes de información:
Libro: La luna roja (autora: Miranda Gray
La nación – Argentina: “Las cuatro fases de tu ciclo menstrual y cómo aprovechar sus energías?