La semana pasada vimos, a manera de introducción, cómo una serie de información del exterior nos podía ser muy útil para usarla a nuestro favor y de esa forma poder tener un mayor autoconocimiento para sanar, poder permitirnos y poder modificar ciertas conductas en nosotros al tomar conciencia de ellas.
Vamos a proponerte una serie de ejercicios prácticos. Necesitarás papel y lápiz para tomar nota.
Gracias a ellos podrás extraer información muy valiosa de lo que te sucede, para así poder utilizarla en tu beneficio.
Piensa en una situación reciente en la cual te hayas enojado, te hayas sentido molesto, a disgusto, te haya provocado inquietud, alguna situación que te haya molestado de otra persona, algo que te produce rechazo o rabia, algo que te gustaría cambiar…Toma esa información, para un segundo e imagina que pones un espejo delante de ti, observa ese espejo y pregúntate: que está reflejando este espejo de mi?
Generalmente esos sucesos te van a reflejar una de las siguientes cuatro situaciones que te expliqué en la 1ra parte del tema anterior y tu trabajo consiste en averiguar cuál de estas situaciones está presentando tu espejo para trabajar en aquello que deberás trascender, sanar, modificar, mejorar en ti.
Veamos cada una de las situaciones para que puedas analizarlas una a una e interiorizar sobre el tema.
Situación #1: Similitud:
Por lo general, en esta situación lo que te molesta es en realidad una parte tuya que no quieres ver. Es una parte oscura, tu propia sombra. Es algo que no quieres aceptar, y lo que se resiste, persiste.
Cómo trabajarlo?
• Arroja luz a tu sombra buscando los puntos en común de esta situación en particular.
Escribe qué es exactamente lo que te está doliendo de la otra persona y luego reflexiona si tú te comportas de igual modo en otras situaciones, redactando los ejemplos al lado.
Al verlo claramente, esa parte de ti dejará de luchar contra tu propia sombra y precisamente eso será lo que te ayude a cambiar lo que no te guste. Aunque parezca contradictorio, sin aceptación no hay transformación posible.
Situación #2: el lado opuesto:
Piensa en este caso si lo que te perturba es tener delante una persona que es todo lo contrario a ti. Este caso nos daría respuesta al ejemplo que hemos puesto en la parte 1ra del tema anterior – sobre el orden. Si eres una persona ordenada no soportas el desorden.
Cómo trabajarlo?
• Busca el equilibrio.
Siendo muy rígido te situarás en un extremo y desequilibrarás la balanza, sin embargo, puedes equilibrarla siendo un poco más comprensible y no tan duro contigo mismo, a la hora de querer tenerlo todo ordenado o bajo control. Al ser más permisivo con tu persona, no te generarán tanta rabia las acciones de los demás.
En el papel apunta:
¿Qué es lo que me estoy exigiendo? ¿Realmente es tan necesario? ¿Podría permitirme ser un poco más flexible conmigo mismo? ¿Si no acabo lo que debía hacer, será tan terrible? ¿En una escala del 1 al 10 cuánto de terrible es para ti?
Anota las respuestas y al acabar léelas en voz alta. Seguramente puedas encontrar un punto medio para actuar y reaccionar.
Situación #3: Hacemos lo mismo a los demás:
Cuando te encuentras a ti mismo sintiéndote víctima de una persona que te está haciendo daño, y no te das cuenta de que, aunque tú no le estés tratando igual a ella directamente, se lo estás haciendo a otra persona.
Cómo trabajarlo?:
• Redacta la lista de las cosas que te hacen sentir mal respecto a cómo te tratan y luego repásala con detenimiento pensando si tú estás actuando de un modo similar con alguien distinto.
Por ejemplo, si no te contesta un mensaje una persona que para ti es importante y te ignora, es probable que te sientas impotente al ver que esa persona no es clara contigo. Por lo tanto, cuando otra persona te escriba y no quieras contestarle, date cuenta de que es lo mismo que le pasaba a la primera, y está en su derecho a contestarte más tarde o no hacerlo, como tú.
Si nos “ponemos en la piel, o en los zapatos” de los demás, como resultado les trataremos mejor y no haremos lo que no nos gustaría que nos hicieran.
Situación #4: Idealización o altas expectativas:
Esto nos sucede cuando tenemos unas altas expectativas en una situación o con una persona y empezamos a ver que no coinciden con la realidad. Es decir, hemos idealizado a alguien o a algo y al darnos cuenta de que no es como queríamos lo intentamos controlar y manipular para que cambie y se adapte a la idea que nos habíamos formado en un principio.
Cómo trabajarlo?
• Deja la visión egocéntrica de lado.
Da igual que des mil pataletas, te enojes, grites o llores debes entender que existe una parte en esta vida que escapa de tu control, y esa es la que está en manos de los demás y de los factores externos.
Anota qué es lo que esperabas de esa persona, relación o momento, y qué crees que es lo que ha fallado? Después escribe en una columna qué era lo que estaba en tu mano modificar y qué era lo que no dependía de ti.
Cuando te des cuenta de que de nada sirve intentar controlarlo todo, te quitarás un peso de encima, actuando solo cuando sea necesario y dejando que las cosas fluyan a su manera.
• Responsabilizarte de ti mismo y hazte cargo de lo que esté bajo tu control.
Coge toda esa energía que estás desperdiciando en intentar cambiar al otro y dirígela hacia algo constructivo y que sí esté en tu poder, es decir, cambiarte a ti mismo y darte lo que necesitas.
Escribe las cosas que podrías hacer tú por ti para mejorar tu vida sin que dependas de los demás y cómo podrías darte a ti mismo lo que esperas del otro, después, manos a la obra.
Es curioso, pero cuando tú mismo haces una transformación genuina en ti, el resto lo percibe y cambian contigo, eso es un hecho maravilloso.
Hay algo muy interesante que debemos tomar en cuenta y valorar: generalmente, las personas que nos muestran aquello que necesitamos hacer consciente para poder transformarlo y poder hacer cambios y evolucionar son nuestros maestros de crecimiento. Nuestros maestros de crecimiento son todas aquellas personas que muchas veces despiertan nuestro lado más negativo. Éstos maestros pueden ser tu pareja que a veces te saca de quicio, tus hijos que no te hacen caso, tu madre que intenta dirigir tu vida, un jefe que sientes no te valora lo suficiente o bien un amigo que te provoca enojo por la situación que sea.
Deja de intentar y pretender que ellos cambien, olvídate, porque ellos mismos son un reflejo de ti mismo, aquello que tú debes hacer visible para transformar en ti.
Si tú no cambias, nada cambia porque seguirá estando ahí mismo reflejado en tu vida.
Analiza todo esa información que te llega del exterior para transformar tu interior y así, todo lo de afuera, como arte de magia cambiará.
Recuerda: todo cambio empieza desde adentro!!🦋🦋🦋
No te pierdas nuestro último escrito (3ra parte) sobre este tema, el cual nos dará una visión de la importancia del perdón.
** Gran parte de esta información fue tomada del libro: “La ley del espejo” del escritor Yoshinori Noguchi y de la psicóloga emocional Ciara Molina.