Hace unos días atrás todos vimos cómo una magnífica obra arquitectónica de años de historia, que sirvió de modelo al resto de templos góticos, se consumía en las llamas, ante la tristeza, asombro y la impotencia de muchos espectadores de no poder hacer nada! Sí, la famosa y admirada por muchos y ojo del blanco de otros, Catedral de Notre Dame (Nuestra Señora), símbolo de Francia y emblema de la cristiandad ardió en llamas, consumiéndose así una valiosa parte de ella y quedando intacta su estructura.

Muchas veces el ser humano se desvasta, arde por dentro, se destruye, pasa por procesos dolorosos, que luego tiene que reparar y reconstruir con “materiales más modernos, recientes y fuertes”, muchas veces con la ayuda de otros, así – igual que la Catedral…

Todo proceso de reconstrucción a nivel interior será para mejorar, para fortalecer, para seguir adelante – si lo queremos ver de esa forma.

Se sabe que nunca será igual, pero sin duda al buscar el lado bueno y positivo, descubriremos que será mejor, que fue lo mejor y podemos descubrir y aprender a sacar lo mejor y la más grande lección de esa experiencia.

Lo importante es que la base y la estructura sean tan fuertes y firmes que no se destruyan fácilmente, que resistan y soporten cualquier tempestad, transformación o deterioro para luego transformarse en algo mejor de lo que fue.

Cuáles son las bases que sostienen tu vida?

Cuál estructura cubre tu corazón, tu ser y tus pensamientos?

Te has dado cuenta que algún problema, alguna prueba, dificultad que se presente en tu vida te ha servido para crecer, fortalecerte, superarte, hacer cambios positivos y así ser mejor cada día?

Así como Notre Dame, sigue en pie, fuerte, firme, preparándote para lo que viene, para lo que te espera, con la plena confianza que todo será para bien.

Tus anhelos, tus amores, deseos y ganas de vivir están intactos. Mientras haya vida, hay esperanza y podemos seguir construyendo sueños, reinventando, innovando, reparando , puliendo y fortaleciendo nuestra vida.

Tus cimientos siguen ahí, fuertes y firmes, solo espera y da tiempo que esa “reconstrucción personal” se termine de llevar a cabo. Espera lo mejor, da lo mejor siempre y los buenos resultados de todo eso llegarán a tu vida.

Lo más importante en el proceso (independientemente del objetivo o la razón que sea) no es sólo la consecución en sí, sino en la persona en la que nos vamos convirtiendo.

La vida es una combinación única entre querer hacer y cómo hacerlo. Y necesitamos darle atención por igual a las dos.