Esa “soledad elegida” por la que podemos optar de vez en cuando, nos despeja la mente, nos hace pensar, analizar, ahondar en nosotras mismas, nos relaja y nos llena de energía para seguir el día.

La soledad tiene “mala fama” entre algunas personas, es mal vista y muchos huyen de ella. Pocos encuentran en ella el lado tierno, amable y cautivador. En ella se puede descubrir una sensación muy cercana a la libertad. Personas que buscan esos momentos de reflexión, que dedican tiempo a estar con ellas mismas, son personas comprometidas con su autodescubrimiento, que cuidan su interior y tienen una alta y buena autoestima.

A lo largo del día pasamos rodeadas de gente, de bullicio, ruidos, tecnología que nos dispersa y todo eso nos separa de estar con nuestro Ser más intimo, con nosotras mismas. Ese placer de estar con uno mismo, necesidad de estar solas, cosa que algunos solo pueden soportarlo por unos pocos minutos.

Eres capaz de hacer un alto, elegir la soledad por unos minutos? No todas las personas disfrutan estar cara a cara, a solas con ellas mismas.

Tómate un café contigo misma, un té, disfruta de un helado o una aromática copa de vino…come sola contigo, te atreverías a ir al cine sola, sin compañía? Viajarías sola a algún destino diferente?…sea lo que sea escoge ese rato tuyo, a solas contigo.

Contémplate, habla asertivamente en tu interior, siente tus latidos y deja pasar tus pensamientos de lado. Mira una puesta de sol o la lluvia al caer, contempla el mar, el sonido de un río…detente! Agradece profundamente todo lo que tienes, todo lo que has logrado alcanzar y relaja tu mente. Ora y conéctate con ese Ser maravilloso…empieza a disfrutar de esa intimidad , a valorar el silencio y con el tiempo desarrollarás la capacidad de ejercitar tu vista, atender a los sonidos y lo más hermoso: escucharte a ti misma.

Esos momentos mágicos donde aprendemos a escucharnos, a aceptarnos y a respetarnos, sin juicios.

Busca la calma de tu alma, ahí donde el silencio habla – ahí esta la respuesta. Cuando descubrimos que esa mejor compañía va a estar siempre con nosotras – nosotras mismas – es porque hemos aprendido a querernos, porque sabemos cuidarnos y respetarnos.

Para algunas personas el estar solas es una elección que requiere una fuerte personalidad y una buena dosis de coraje. No perdamos de vista que la compañía no es un regalo que la vida nos hace para siempre. Por distintas circunstancias, todos podemos vernos de un momento a otro a solas con nosotros mismos, sin precisamente haberlo elegido así.

Si nos lo proponemos, podemos también aprender a disfrutar del encuentro con nosotras mismas, y aprovecharlo para conocernos en profundidad. Muchas veces, la vida nos obliga a estar siempre ocupadas en buscar respuestas adecuadas para los demás, mientras nos olvidamos de responder a nuestros propios interrogantes.

En la intimidad no necesitamos de ropajes extraños, es la mejor manera de estar en contacto con nuestro verdadero yo. Esos momentos de soledad elegida son recomendables para todo el mundo, es una forma maravillosa de fomentar el bienestar emocional, creando estados positivos y constructivos para nosotras mismas.

No es lo mismo estar sola, que sentirse sola…para algunas personas la soledad es sinónimo de dolor, ausencia, abandono y tristeza. Incluso, muchas personas experimentan ese sentimiento de soledad aún estando rodeadas de mucha gente.

A lo largo del día pasamos gran parte de nuestro tiempo en compañía de otras personas, si aprendemos a valorar la importancia para nuestro verdadero SER y lo que significa ese rato de soledad, el estar en nuestra propia presencia, lo buscaríamos más frecuentemente encontrándonos cara a cara con él, con ansias de estar, como si fuera ese amante secreto en la intimidad, sin ropajes, a la luz de un candil que ilumina nuestro interior y da calma a nuestro Ser, nuestro yo, nuestra alma…ahí muchas veces están las respuestas…

“La soledad es un lugar ideal para encontrar respuestas y reencontrarse con nuestro propio ser, pero no es un buen lugar para quedarse”.

Lo mejor: llévate bien contigo misma, porque eres con quien pasarás el resto de tu vida.